¡DIOS TE AMA Y TE LLAMA!
Dios llama, sigue llamando y confiando en que somos lo suficientemente fuertes y valientes para responder a su llamada. Cuando Dios llama se ha de responder porque nosotros mismos somos responsables de lo que se nos ha confiado.
¡Evitar la respuesta es dar ya una respuesta!
El miedo para dar ese paso puede hacer de nosotros personas tristes e incompletas, con un peldaño aún por subir, con una incógnita por resolver, aunque no nos sea tan extraña. Ese miedo paraliza, no te deja avanzar ni caminar y lo que es peor, el miedo justifica nuestros argumentos, acciones y decisiones; con otras palabras, el miedo convence a uno mismo del paso atrás que se da, o del que no damos.
Nuestra respuesta ha de tener siempre un aire de “hoy”, de ahora, de presente, de ilusión por el momento, de alegría por lo nuevo que tenemos delante para descubrir, por tanto amor recibido y por tanto para compartir.
Cuando Dios llama, nos pide despojo y confianza, desprendimiento incluso de uno mismo, de mis ideas. No seremos nosotros los que le diremos a Dios dónde y cuándo, de qué manera y en qué situación nos tiene que llamar; poner límites y condiciones no nos hace libres, sino que nos esclaviza mucho más. El Señor sabe lo que hace, nosotros tan sólo hemos de subir a la barca y remar mar adentro, sin temor alguno. Dejémonos seducir por el Señor y digámosle: Heme aquí Señor, para hacer tu voluntad!!!
Fuente: http://www.diocesisdealajuela.org/
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