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jueves, 9 de septiembre de 2010

HISTORIA DE LA DIÓCESIS DE MARGARITA

HISTORIA DE LA DIÓCESIS DE MARGARITA


La Diócesis de Margarita, un recorrido histórico por su evangelización.

Los Albores de la Evangelización en Venezuela

El descubrimiento de Venezuela por Cristóbal Colón en 1498 marcó el inicio de una nueva era, no solo de explotación territorial, sino también de una profunda misión evangelizadora. El Evangelio arribó a estas tierras de la mano de los primeros misioneros, con la significativa presencia de diversas órdenes religiosas como dominicos, capuchinos, franciscanos, jesuitas y agustinos, entre otras. Los dominicos, en 1514, emprendieron la más vasta y pacífica campaña de evangelización en el Oriente venezolano. No obstante, diversas circunstancias truncaron este noble proyecto, en el cual estuvo involucrado el insigne Fray Bartolomé de las Casas.

 

En aquel entonces, el territorio patrio carecía de diócesis establecidas. Fue en 1520 cuando, mediante bula pontificia, se decretó la creación de la Diócesis de Paria (estado Sucre). Sin embargo, este proyecto no llegó a materializarse, lo que confiere a la Diócesis de Coro, fundada en 1531, el título de la primera diócesis históricamente consolidada en Venezuela.

 

La Isla de Margarita fue avistada por el Almirante Cristóbal Colón el 15 de agosto de 1498, quien la describió como "una tierra de gracia". A partir de ese momento, se inició la etapa de colonización insular, acompañada indefectiblemente por el proceso de evangelización. Eclesiásticamente, Margarita comenzó a depender de los Anexos Ultramarinos del Obispado de San Juan de Puerto Rico. Para el año 1568, la isla recibió la primera visita episcopal, en la persona de Monseñor Rodrigo de Bastidas. Otros prelados que visitaron la isla, aunque con escasos registros, incluyen a Fray Diego de Salamanca (1581 y 1585), Don Pedro Solier (1617), Fray Damián López de Haro (1647) —quien falleció en Margarita en 1648— y Fray Manuel Jiménez Pérez (1773).

 

Fray Francisco de Montesinos en Margarita: Una Figura Controversial

La Isla de Margarita se reveló como un terreno fértil para la germinación de la fe en el siglo XVI, albergando el primer convento de Predicadores (dominicos) en suelo venezolano. Fray Francisco Montesinos, miembro de esta Orden, figura entre los sacerdotes pioneros en la evangelización de estas tierras. La historia lo describe como un personaje "polémico y controvertido, tanto dentro como fuera de la Orden. Un predicador inquieto, que se desvió de la línea defendida por el padre Bartolomé de las Casas, dentro de lo que se conoce como evangelización pura o pacífica, iniciada en el Oriente del país."

 

Fray Francisco de Montesinos llegó a Margarita en compañía de Fray Gregorio de Beteta. El 11 de junio de 1556, el provincial Fray Alonso Burgalés, en una misiva al Consejo de Indias, calificó a Montesinos como "hombre docto, afamado predicador y de buen ejemplo", añadiendo que "como en estas tierras más que en ninguna parte del mundo amarguen las verdades, uno o dos vecinos de la isla Margarita hicieron contra él casi un libelo infamatorio…". Don Rodrigo de Bastidas, el Obispo de Puerto Rico previamente mencionado, informó al Rey en 1559 que Montesinos había sido recientemente elegido provincial. Aunque inicialmente sus relaciones no fueron fluidas, posteriormente se tornaron excelentes. Montesinos arribó a Margarita con el propósito de llevar a cabo una visita pastoral en nombre de Rodrigo de Bastidas, quien le confió un Memorial con la siguiente instrucción:

 

"Que nos haga la merced de efectuar en Margarita las dos provisiones que a nuestro pedimento se dieron en la real audiencia de Santo Domingo tocante a los Indios Guaiqueríes naturales de la isla Margarita: que sean por la justicia de aquella isla bien tratados y no molestados". Los principales focos de interés durante esta visita fueron: el trato justo a los indígenas, la catequesis y las orientaciones teológico-pastorales.

 

Durante su estancia en la isla, Fray Francisco Montesinos enfrentó la arremetida del Tirano Aguirre, un episodio trágico que cobró la vida de varios sacerdotes y afectó a algunos habitantes. Aunque su legado en Margarita, como el de muchos otros evangelizadores, se desvanece en ciertos detalles históricos, su visita pastoral sentó las bases para la futura presencia de los dominicos en Venezuela y, crucialmente, en Margarita, donde pugnó incansablemente por la justicia para los pueblos indígenas.

 

Fray Juan Martínez de Manzanillo: Fundador y Obispo Pionero

Una figura preeminente en la historia eclesiástica es, sin duda, Fray Juan Martínez de Manzanillo, Superior Provincial de la antillana provincia de Santa Cruz, con sede en Santo Domingo. Llegó a Margarita el 24 de marzo de 1578, acompañado por tres religiosos desde Santo Domingo: Fray Cristóbal de Ojeda, su Vicario Provincial, Fray Alonso del Moral y el Hermano carpintero Fray Sebastián Bejarano.

 

Entre sus numerosos e indiscutibles méritos, el Padre Manzanillo se distingue por haber fundado el convento de Nuestra Señora del Rosario de la Margarita (actualmente sede del consejo legislativo regional, bien expropiado a la Iglesia en tiempos de Guzmán Blanco).

 

Sus notables dotes administrativas, demostradas en el desempeño de las misiones encomendadas, le valieron ser propuesto en 1580 para la sede de Coro, convirtiéndose en el cuarto obispo en ocuparla. Fue consagrado en la Catedral de Santo Domingo por Don Alonso López Dávila. Adicionalmente, Manzanillo fue el primer obispo en residir en Caracas, donde falleció el 1º de enero de 1592.

 

La Visita Pastoral de Fray Martín de Arce a Margarita: Un Testimonio Crítico

Fray Martín Vásquez de Arce presidió el Obispado de Puerto Rico entre 1602 y 1609. Previo a su labor en dicha Diócesis, inició su ministerio episcopal en Margarita con una visita pastoral a finales de 1601, permaneciendo en la Isla durante tres años. Gracias a las cartas que dirigió al Rey, conocemos los pormenores de su visita y la precaria situación en la que se encontraba esta parte de su diócesis. En sus correspondencias, reflejó el estado de vida de los habitantes nativos de la región: "más de 200 indios sueltos y repartidos por los montes, sin atención doctrinal y en completa ignorancia".

 

Los desafíos más significativos para Vásquez de Arce surgieron al intentar corregir las licenciosas costumbres de los colonos españoles, comenzando por los propios gobernantes. Solicitó la rectificación del Tesorero de Hacienda Antonio Álvarez, de quien escribió:

 

"Caballero que ha quebrantado todas las leyes humanas y divinas, difamando a mujeres, pero que no tiene miedo a nada por estar apoyado por el gobernador", refiriéndose a Fadrique Cáncer, quien gobernó en Margarita de 1602 a 1608.

 

El 26 de julio de 1604, volvió a escribir al Rey, señalando al Gobernador de la Isla por su involucramiento en amancebamientos. Esta denuncia generó tensiones para el Obispo y restricciones a su actividad episcopal en la Isla.

 

No obstante, el obispo dominico no vaciló en denunciar por escrito al Rey el trato vejatorio que recibían los indígenas: "Son de grandísima importancia para la conservación y defensa de la Ysla y cada día se van disminuyendo, por las vejaciones que les hacen, porque fuera de obligarles los gobernadores a que les sustenten sus casas de leña, pescado, sal, conejos y venados y otras cosas sin darles un maravedí, que no sé qué ley divina ni humana hay que les obligue a esto como yo lo tengo predicado a voces y ahora las doy a su Majestad y a Vuestra Excelencia para que en esto se ponga remedio; otra mayor vejación les hacen, que es la potentísima causa de su disminución, que es obligarles con violencia a pescar perlas, de que los miserables se quejan…"

 

Las denuncias episcopales, tanto orales como escritas, provocaron la violenta reacción del Gobernador, quien llegó a amenazar al Obispo en plena celebración de la festividad de Santa Lucía, de quien el Obispo dice en su carta: "Es patrona de este lugar, donde tiene una iglesia de su vocación…". Este prelado se preocupó por la preparación del clero y confirmó en la isla a más de dos mil personas, entre españoles, negros e indios.

 

Integración de Margarita al Territorio Eclesiástico Venezolano

No fue sino hasta finales del siglo XVIII cuando la Isla de Margarita pasó a depender de una diócesis ubicada en territorio venezolano. El 20 de mayo de 1790, Su Santidad el Papa Pío VI erigió la Diócesis de Santo Tomás de Guayana (actual Arquidiócesis de Ciudad Bolívar), la cual abarcaba las islas de Margarita y Trinidad, y las provincias de Cumaná y Guayana. En 1799, el Ilustrísimo Obispo de Guayana, Monseñor Doctor Francisco de Ibarra y Herrera, comisionó al Presbítero Doctor Pedro Level, quien como visitador General de la Iglesia, llegó a Margarita. Los resultados de su visita quedaron plasmados en la ciudad de La Asunción, con fecha 7 de marzo de 1799.

 

En el año 1922, se erigió la Diócesis de Cumaná, y Margarita quedó integrada a ella. Sus obispos fueron sucesivamente Monseñor Sixto Sosa, Monseñor Crisanto Mata Cova y Monseñor Mariano Parra León. Finalmente, por decisión de Su Santidad el Papa Pablo VI, la Diócesis de Margarita fue erigida el 18 de julio de 1969 mediante la Bula Christi Verba. En aquel entonces, Don Alejandro Hernández ejercía como Gobernador de la Isla.

 

La Diócesis de Margarita abarca la totalidad del territorio del Estado Nueva Esparta, con una superficie de 1150 Km² (Margarita 1071 Km², Coche 55 Km², Cubagua 24 Km²). El domicilio del Obispo se encuentra en la ciudad de La Asunción, capital del Estado Nueva Esparta, y su Catedral es el templo de la Santísima Virgen María Asunta al Cielo (este templo, junto con la catedral de Coro, ostenta el honor de ser de los más antiguos de Venezuela).

 

Los obispos que han guiado la Diócesis de Margarita han sido: Monseñor Francisco de Guruceaga Iturriza (1969-1973), Monseñor Tulio Manuel Chirivella Varela (1974-1982), Monseñor César Ortega Herrera (1983-1998), Monseñor Rafael Ramón Conde Alfonzo (1999-2008), y Monseñor Jorge Aníbal Quintero Chacón (2009-2014). Actualmente, el Obispo de la Diócesis, desde el 10 de octubre de 2015, es Monseñor Fernando José Castro Aguayo.

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