En el corazón de cada persona, en lo más profundo de su ser, a menudo anida una pregunta sutil, una inquietud, un eco que resuena: ¿Para qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito? Si te has sentido interpelado por esta pregunta, si una voz interior te invita a buscar algo más allá de lo evidente, entonces tienes una inquietud vocacional. Y esto, lejos de ser una carga, es el inicio de un viaje extraordinario.
Esta inquietud es una semilla sembrada
por Cristo, una invitación a la aventura de descubrir tu verdadera identidad y
el plan único que Él ha diseñado para tu felicidad y la de los demás. No la
ignores. Date permiso para escucharla, para explorarla. Busca el silencio, la
oración, y, si es posible, la guía de alguien que te pueda acompañar en este discernimiento.
Pbro. Andrés José Villarroel Rivero