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Octubre, mes del Rosario

La flota cristiana confió en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen.Según relata Tere Fernández en Catholic.net, "El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota... Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre. Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes".

A muchos cristianos de hoy en día nos puede chocar que el origen de una devoción cristiana tan piadosa sea nada menos que una cruenta batalla donde murieron unas 35.000 personas. No es políticamente correcto, desde luego, desde nuestra perspectiva actual; ni acorde con los planteamientos de la hoy tan en boga alianza de civilizaciones.

Lamentablemente, no tenemos una máquina del tiempo para poner en aquel contexto y en aquellas circunstancias a los que hoy se escandalizan de la historia. Probablemente nos sorprenderíamos por el cambio de postura de alguno. Tampoco podemos saber cómo habría transcurrido la historia de Europa si la victoria hubiera sido de los turcos, aunque algo podemos intuir viendo la actual situación de los países que formaban parte del imperio otomano: sudeste europeo, medio oriente y norte de África.

En cualquier caso, las batallas que hoy se nos presentan a los cristianos europeos, y por las que debemos encomendarnos a la Virgen, especialmente en este mes de octubre, no son sangrientas. El Santo Padre nos lo recordaba en su reciente visita al Reino Unido: "en nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado".

En estas semanas próximas a la llegada de Benedicto XVI a España vamos a asistir, seguro, a  una gran batalla mediática por ensuciar la imagen de la Iglesia. Cualquier iniciativa, por residual que sea, contraria a la visita del Santo Padre, encontrará eco asegurado en la mayoría de los medios informativos. Y los magacines de entretenimiento aprovecharán para ridiculizar al Papa y a la Iglesia, excelentes pimpampum, puesto que pocos se juegan su imagen para salir a defenderlos. El objetivo es tratar de deslucir la visita del Papa y, sobre todo, intentar que su mensaje no llegue con claridad a los ciudadanos.

En esta batalla, se enfrenta una gran flota bien armada, la de los medios afines a la cultura dominante, contra un gran ejército, sí, que somos los cristianos, pero que navegamos comunicativamente hablando, en botes salvavidas y, a lo sumo, en alguna embarcación deportiva.

Encomendemos, pues a la Virgen, con el rezo del Rosario, la visita que tendrá lugar a primeros de noviembre.

Y no saber rezarlo no es excusa: las librerías religiosas tienen manuales muy económicos para aprender y, los más jóvenes, sólo tienen que teclear "El Rosario en You Tube" para encontrar varios vídeos explicativos.

http://www.diocesismalaga.es/

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