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NO TENGAN MIEDO DE SER DIFERENTE - TESTIMONIO VOCACIONAL


…Ven y Sígueme (Mateo: 19: 21)

Un saludo de paz de parte de nuestro Señor Jesucristo que Él nos siga bendiciendo hoy mañana y siempre mi nombre es Jefferson Márquez soy seminarista perteneciente a la Diócesis de San Cristóbal,  llevo 4 años de formación en el Seminario Diocesano Santo Tomas de Aquino (Palmira). Al terminar los estudios-formación  filosóficos o discipular nos impone la sotana (habito talar) por parte del Señor Obispo y somos enviados por un año a desempeñar encargos pastorales.

                Estoy realizando mi Año de Pastoral Pre- Teologado (APPT) en la Diócesis de Margarita. Tal vez se preguntarán y  ¿por qué en la Diócesis de Margarita? La respuesta es el llamado que nos hace su Santidad el Papa Francisco de una “Iglesia en Salida”  soy enviado y  he respondido con sí  a mí encargo encomendado (pastoral vocacional), con muchas expectativas pero sobre todo confiando en la mano de Dios. Vengo como un discípulo misionero de otra cultura (los andes) y ¿Qué es un discípulo? Un discípulo es aquel que ha sido llamado por el Señor a estar con Él (Mc 3,14)  más que enseñar vengo aprender de ustedes.

Ahora bien, después de dar una breve introducción de quien soy y de dónde vengo compartiré con ustedes como fue ese llamado a la vida Sacerdotal. Quiero empezar con decirles que mí primer Seminario es y seguirá siendo mi familia. Doy gracias a Dios y a la Virgen por haberme regalado una familia rica en valores y principios. Les cuento que desde pequeño asistimos todos los domingo a la Santa Eucaristía si le soy sincero no me sentía bien ya que era fin de semana y pues era oportuno para descansar. Pero como decimos en los Andes “a la mesa y a la misa una vez se avisa” apenas mi Mamá me llamaba de una me levantaba de mi cama y poco a poco lo que hacía por coacción se fue convirtiendo en convicción.

 Dios nos ha regalado un ser especial nuestras madres, pero conmigo tuvo un presente particular mi Mamá fue aspirante a ser religiosa estuvo 4 años en la comunidad de  las Discípulas de Jesús en Caracas estudio en el CER (centro de educación religiosa) no continuo en la comunidad  se caso tuvo 4 hijos y como cosas de Dios me llamo a servirle de una manera más cercana.  
 

Les cuento que desde pequeños siempre la palabra sencillez y humildad eran el pan de cada día, aclaro humildad no es sinónimo de pobreza, humildad es sinónimo de calidad de persona. Es común hoy día escuchar a los padres de familia decirles a sus hijos estudien para que sean “alguien en la vida” en vez de utilizar “alguien en la vida” es mejor hablar de “Vocación”.  Entonces ¿qué es vocación? Vocación proviene del latín vocatio (llamada) dicha frase a que quitarla de nuestro vocabulario no es propio de un verdadero Cristianos porque ya somos alguien, somos HIJOS DE DIOS ese es el mejor título que podemos adquirir. El señor me llamaba de distintas maneras y no sabía que era lo que Él quería de mí.

 San Agustín decía “Sí Amas, haz lo que quieras” allí está el secreto para ser feliz  amar. Me di cuenta que en la Eucaristía dominical sentía una alegría y a la vez un vacío y comencé a ir todos los días a misa después de salir del liceo. Sí es extraño que un joven liceísta asista todos los días a la santa misa y ¿qué me llevo hacerlo? Sencillo, Dios me hablaba a través de su palabra estaba atento a la homilía por parte del Pbro. Ignacio Coronado Blanco párroco de mi comunidad parroquial San Gabriel Arcángel.  

Un día el padre me hace la invitación a un encuentro en el grupo juvenil parroquial el grupo se llama “uniendo corazones” y tiene por lema “el camino de Dios es duro pero seguro” dicho lema me llamo la atención comencé asistir a las reuniones y poco a poco mi corazón estaba cada día más inquieto me gustaba estar en las cosas de Dios.  No obstante mis compañeros del liceo se burlaban de mí por asistir constantemente a la iglesia tanto así  que me decían “el padrecito”. Pero nada de eso fue motivo de alejarme al contrario me fortalecía.

Me anime y entre a colaborar en la catequesis de confirmación era auxiliar, después de 3 años de formación fui el coordinador de la vicaría tenía 5 parroquias el cual debía facilitar material y formación era extraño que un joven diera charla a catequista mayores pero disfrutaba estar allí colaborando. Aun así sentía que Dios me pedía algo mas y sin duda me mostraba el camino sacerdotal pero huía trataba de no pensar en eso pero la voz era más fuerte. Con el tiempo conocí a muchos sacerdotes y me invitaban a convivencias en el Seminario pero tenía miedo además tenía  novia. Las madres lo saben todo nos conocen y me decía hijo “no tengas miedo de servirle al Señor” esas palabras me llegaban en lo más profundo de mi ser. Mi Papá no estaba del todo de acuerdo que colaborara en la Iglesia temía que me fuera al Seminario. Un día me llamo y me dijo ¿Jefferson usted quiere ser Sacerdote? Me que quede asombrado y tenía miedo de responder ya que él quería que me fuera a la academia. Enseguida pensé  ¿yo Sacerdote? No… nada que ver eso no es para mí hay jóvenes mejores que yo. Finalmente le dije a papá que no, que me gustaba ayudar en la iglesia y más nada. El por el contrario me trataba inclinar a ingresar en la academia y por dentro pensaba quiero ser es “soldado de Cristo”.

Finalmente termine mi bachillerato por ser menor de edad no podía ingresar a la academia cosa que no quería pero por obedecer a mi papa y no tener problemas le dije  a mi padre que si ya era más evidente que el ser Sacerdote no era lo mío. Pero el tiempo de Dios es perfecto. Dure 2 años sin estudiar y me dedique a trabajar tiempo completo a la parroquia. Hable con mi párroco que quería iniciar mi proceso vocacional pero que no lo supiera mi familia. Así fue, conocí el Seminario fue una experiencia que me marco me sentía bien eso era lo que quería se respiraba un ambiente de paz y tranquilidad. Después de conversar con varios formadores fui admitido pero no quería tenía miedo  pedí otro año para prepararme y preparar a mi familia. Con el paso del tiempo se acercaba el gran día de ingresar al seminario 2 meses antes le dije a mi Mamá y llorando me dijo ¡hijo me ya lo sabía! Dios te bendiga. Estaba contento mi madre me apoyo. Luego hable con mi Papá y le dije que he tomado la decisión de no ir a la academia no quería ser cadete sino soldado. ¿Soldado? Asombrado me dijo  no sabes lo que dices, es mejor ser cadete más formación. Lo mire a los ojos y le dije Papá entienda quiero ser soldado de Cristo. QUIERO SER SACERDOTE. No fue fácil decirlo pero sentía que Dios estaba conmigo. Se creó un ambiente pesado en la casa pero Dios fue poco a poco tocando su corazón. Hoy día  mi Papá está contento de que este en el Seminario. Nada es imposible para el que confía en Dios. Estoy feliz de servir al señor. No tengan miedo de ser diferente. El Señor nos llama Él nos conoce Él sabe cuáles son nuestros debilidades pero también nuestras virtudes. RECUERDEN EL CAMINO DE DIOS ES DURO PERO SEGURO.


Seminarista Jefferson Márquez
Diócesis de San Cristobal
Promotor de la Pastoral Vocacional de la Diócesis de Margarita año 2017-2018
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