Yo he visto a Cristo en la Tierra
El sacerdote representa a Cristo ante la Iglesia y a la Iglesia ante Dios, cuando le presenta sus oraciones y sobre todo en el sacrificio eucarístico. Que actúa “en nombre de toda la Iglesia” no significa que lo haga como delegado de la comunidad. Representa a la Iglesia porque actúa en nombre de Cristo, cabeza de esta Iglesia.
Los Obispos, mediante la ordenación sacerdotal, confían a los sacerdotes, su propia función. Aunque no tienen la plenitud del sacramento del Orden y dependen de los Obispos en el ejercicio de sus poderes, son consagrados verdaderos sacerdotes, a imagen de Cristo, para anunciar el evangelio a los fieles, para dirigirlos y para celebrar el culto divino. Los sacerdotes ejercen su función, sobre todo, en la celebración eucarística. En ella, actuando en la persona de Cristo, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de Cristo, cabeza. Actualizan y aplican en la Misa el único sacrificio de la Nueva Alianza: el de Cristo, que se ofrece en la cruz, de una vez para siempre, como hostia inmaculada. De ahí saca toda su fuerza el ministerio sacerdotal. La Eucaristía es la “razón de ser” del sacerdote.
Mons. Jorge Aníbal Quintero Chacón
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